Poemas

Si también te gusta la poesía, deberías echarle un vistazo a mi blog de poemas: Gris pradera verde

¿Quién ha herido la nieve?

La oscuridad me arropaba con sus fríos brazos. Dando vueltas a mi alrededor, la noche murmuraba para luego atravesarme las entrañas, helándome el corazón y desgastando, poco a poco, mi alma. A cada instante sentía el aliento de la muerte detrás de mí, controlándome… Imagino que ríe… Por un momento siento que la oscuridad me habla. Me cuenta sensaciones. Sensaciones de miedo, de tristeza, de soledad, de desamparo. Cierro los ojos, los vuelvo a abrir.
Al fondo diviso lo que parece una hoguera. ¿Es real o me la imagino? Quiero moverme… Miro mi cuerpo. ¿Qué pasa? Vuelvo a mirar hacia la hoguera. La llama se alza entre los arbustos. Me doy cuenta de que no puedo moverme. Lo intento pero no lo consigo. ¡Ehhh! ¡Ehhh! Estoy aquí. ¿Por qué no digo nada? Mis labios no se mueven. Ahora veo a la hoguera, y solo siento más frío. La oscuridad se ha callado, pero ahora me siento peor. Intento hablar, moverme… pero no puedo. Miro a mi alrededor. Oscuridad, oscuridad, oscuridad… ¿Estoy vivo? ¿O he muerto? ¿Los muertos sienten frío? Si es esto la muerte… ¿Qué sentido tiene? No, no estoy muerto.
Llanto… Los árboles están comenzando a llorar. Tristes, dejan caer sus lágrimas, lágrimas de fría tristeza. ¿A qué huele? La tierra se va transformando en barro. Me agarra… Suéltame, ¡suéltame! Por favor, árboles, parad de llorar. ¿Qué os pasa? Oh, dios. ¡Si pudierais oírme…!
La soledad me acompaña. Se confunde con el miedo… ¡El miedo! ¿No es un extraño compañero? Pasa con nosotros la mayor parte de nuestra vida, nos acompaña siempre en los peores momentos, y aun así, no nos agrada nunca. Miedo… Al dolor, a la soledad, a la mala compañía, a amar, a dejar de amar, a la muerte, a la vida… ¿Y por qué tener miedo? ¿Es útil el miedo? El miedo nos retiene, nos controla y no nos deja disfrutar de la vida.
Se abanean los árboles a un lado y a otro… Intentan agacharse y ayudarme, pero no pueden y lloran. Entonces miro al cielo. La inmensidad del frío espacio. Se que, lejos, me buscan. Puedo ver los faroles… ¡Aquí! ¡Aquí! ¿Pero por qué no se mueven? Alguien lleva un gran foco mucho más grande y luminoso. ¡Moveos! Que hacéis parados. ¡Venid aquí! Ayudadme. No me abandonéis…
El cielo comienza a ponerse grisáceo. Ya no me veo a mis buscadores. ¿Qué hago? La hoguera ya no está… ¿Estuvo ahí alguna vez? Me siento solo. Los árboles no paran de llorar. Oigo un crujido.
-Grrrrrr. Grrrrrr.
¿Un perro? Hola, amigo… ¿Cómo te llamas? Estás enfadado. Tranquilo, bonito, ¿puedo ayudarte en algo? ¡Oye! ¡No! ¿Que haces detrás de mí? Ohhhh. Parece que has encontrado un trozo de… de… ¿Qué es eso? ¡Es un brazo! Puaj. Tira eso. No, por favor, no… No te vallas… No por favor no, no me dejes solo de nuevo… Vuelve, por favor. Vuelveeeee…
Otra vez solo. ¿Es que  nadie va a venir a buscarme? Creo que puedo mover el brazo derecho. Noto como me caen en él las lágrimas de los árboles. Oigo agua, intentaré arrastrarme para llegar hasta ella.
Ya la veo. Está muy fría… Hombre… ¿Quién eres tú? Ven bonito… ¿Qué haces en el agua? ¿No ves que te vas a ahogar? Vente conmigo, anda. Estoy muy solo. ¿Tú tampoco me hablas? Bueno, da igual, mientras estés conmigo llega.
Frío, tengo frío… ¿Por qué? ¿Qué hago aquí? Necesito dormir…
♦ ♦ ♦

Ahora estoy más descansado. A me puedo mover. ¿Dónde estás, oscuridad? No te veo ni te oigo. ¿Sigues callada? Los árboles ya no abanean, pero sigue haciendo frío. La nieve blanca me deslumbra. ¡Precioso paraje desolador! Creo que ya comienzo a recordar. No me duele nada.
Ahora lo veo con claridad… El viaje, Canadá, el oso… Ya no estoy herido. ¿Qué me pasa? ¿Por qué me siento bien? Comienzo a caminar. Nieve… ¿qué es eso? A mi derecha se encuentra tendido un cuerpo. Hay heridas en la nieve… ¿Te duele mucho? ¿Quién es ese hombre? Le doy la vuelta.
No puede ser… Si soy yo. Alzo la vista. En el horizonte la nieve se funde con el cielo. Aún tengo frío. Preciosa imagen, llena de horror. ¡Qué triste alegría, que silenciosa discusión! Me están esperando, lo se. ¿Pero a donde voy? ¿Me echará de menos mi mujer? Solo quiero volver a verla, su preciosa sonrisa,… ¡Oh! ¡Qué extraña la soledad, que nunca viene sola! Siempre acompañada de tristeza, de horror…
Los árboles han dejado de llorar, en el cielo han dejado de buscarme, la hoguera se ha apagado,… ¡El barro me ha agarrado!
El Jüsticiero Misteryoso

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